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Mostrando las entradas de 2011

Mariposas más allá del estómago

Se dice que el estómago es el lugar favorito de las mariposas. Se dice que ellas nacen cada vez que uno mira a la mujer amada; y que cuando ella se aleja, una tragedia de mariposas sucede en nuestro interior. Es posible que haya mariposas mientras uno atiende a clase, dialoga en una reunión laboral o se detiene en una fila del supermercado. Las mariposas son así y nuestros estómagos son un mariposario. Hay alas cuando se vislumbra al ser amado, hay alegría cuando se presiente su respiración… Hay mariposas. Y entonces sucede que vuelan mariposas, en un lugar oscuro, ignorantes del mundo exterior. Y uno se pregunta qué pasará en el estómago de ella. Qué animal volará. O habrá solo un gran eco de silencios: todo sucede en su interior. Y si las mariposas no se quedaran en el estómago… Mauricio Babilonia en Cien años de soledad destapaba sus mariposas y eran amarillas. En cada lugar por donde pasaba, un reguero de mariposas dejaba su estela. Si fuéramos suficientemente francos, e

Significado amoroso de los cepillos de dientes

García Márquez escribió en El a mor en los tiempos del cólera : “El corazón tiene más cuartos que un hotel de putas”. También se podría decir que el corazón es como una estrella de mar, o que es como un átomo o que tiene más divisiones que la Aritmética de Baldor. De cada cosa que exista bajo el sol, se pueden decir cosas completamente opuestas y a la vez ciertas. A mi parecer, el corazón sí es divisible, y prueba de ello son los cepillos de dientes. Nunca tengo el deseo de hablar de verdades eternas, pero sí de imágenes sinceras: el corazón se divide entre el número de cepillos de dientes que tengamos. Uno va recorriendo el mundo, va amando y va dejando cepillos dispersados. Donde haya uno, allí habrá un pedazo de corazón. Tener un cepillo de dientes en un lugar significa tener acceso frecuente, significa que en aquel lugar habrá seres con los cuales se compartirá la comida o la “comida”. Si el cepillo de dientes está en un lugar que se frecuenta poco, entonces es porque algun

Cuidado con las mujeres

Aún no llovía. Esperaba circular Coonatra bajo el puente de punto cero; ya comenzaba a anochecer. Se me acercó un señor indigente y me dijo buenas noches. Buenas noches, le contesté. Me pidió una moneda para un pan, y yo se la di. De cuánto era la moneda no interesa a este relato. Él comenzó a injuriar a quien iba adelante. “Yo soy un hombre bueno”, me dijo. “Pero ese man que va allá adelante, es a los que los cascan cuando los van a atracar. Sé que soy indigente, pero soy paisa y los paisas son muy educados. Me acerqué y le dije buenas noches, y el canalla ese ni se dignó a mirarme, entonces le dije buenas noches malparido hijueputa, a ver si así entendía, pero aligeró el paso. Hay que ser educado joven, siempre; en estos momentos vivo en la calle, me va mal, pero todo el mundo merece respeto. “ Le pregunté cuánto llevaba en la calle y me dijo que tres años. Era egresado del Sena y del ITM, había estado en X. proyecto. El hombre me cayó bien. Seguidamente le pregunté cómo había id

Desequilibrio emocional

De repente pienso en todos los libros que he leído: Guerra y paz , Lo bello y lo triste , El castillo, Crimen y castigo, Cien años de soledad, El hostigante verano de los dioses, La casa de las dos palmas … De repente pienso en todos los libros que he leído y en los pocos árboles que he sembrado. Y es así que me invade un desequilibrio emocional. Cuando era niño el número de árboles que sembraba era mayor al número de libros que leía. Vivía en las llanuras del Urabá antioqueño. En el alambrado que encerraba la casa, sembraba con mi mamá un árbol en cada uno de los postes. Recuerdo mis descubrimientos iniciales sobre la vida vegetal. A partir de un pequeño brazo de una mata, nacía otra mata hija. En esos días apenas recuerdo un ejemplar de El Moro en la casa, que comencé a leer porque en la portada había dibujado un caballo. Fue mi primer libro. Todo estaba bien, leer y sembrar. Pero fui creciendo y un desequilibrio emocional se fue afianzando en mí. La vida es así, uno va cr

La tuerca número quince de la máquina número catorce

Imaginemos un bibliotecario que solo sepa catalogar un libro; un amante que solo ame en misión; un idioma de una sola palabra. El bibliotecario tendría entre sus manos La montaña mágica y sabría ubicarla en los estantes; pero si por casualidad llegara a él La muerte en Venecia no sabría qué hacer con ese libro, ni siquiera leerlo. Algo similar he visto en mi vida: la división social del trabajo me zambulle cada vez más en las profundidades. A veces me siento como aquel mecánico que solo sabe reparar la tuerca número quince de la máquina número catorce. Seguro, la destreza alcanzada en esa tuerca es superior a cualquier otra persona, luego de hacer lo mismo día tras día; pero qué pasaría si ese trabajo se acabara; a dónde más encontraría otra tuerca como esa. Qué pasa si esa máquina la descontinúan: estaría como al principio, sin saber un oficio. Yo apenas trabajo en uno de los lenguajes de la programación; y desconozco muchos de los demás oficios, sin hablar de las artes. Hace poco h

Huecos

Ahora leo tres veces en el día: en la mañana, al mediodía y en la noche. El tiempo es corto; apenas abro una página y ya estoy cerrando el libro. El tiempo para digerir, que es incluso más importante que el tiempo para leer, también escasea. En la mañana leo una hora, antes de irme para el trabajo. En el mediodía leo 45 minutos, antes de almorzar. La noche es más variable, aparte de ser más hermosa. Aunque la mañana de la que yo hablo es igualmente hermosa, oscura y misteriosa. En la noche leo entre treinta minutos y una hora. Ahora más que nunca he tenido grandes deseos de ahondar en las matemáticas. Especialmente en la teoría de Cantor y Kurt Godel. Quiero demostrar, quiero coger unos cuantos axiomas y llegar al teorema. Quiero partir de una demostración y llegar a un poema. He estado leyendo básicamente literatura, sin embargo. También estoy leyendo la Biblia. Con proyecto de leer los cuentos completos de Borges, Los hermanos Karamazov, La montaña mágica, algo sobre Van Gogh y todo

Girasoles en el camino

Tras los matorrales de un camino que se bifurca y cerca de una valla publicitaria de un político cuyo nombre he olvidado, decidimos esconder los girasoles. De regreso, esperábamos poder recogerlos intactos. Para un caminante desapercibido, los girasoles eran invisibles. Pero el problema eran aquellos de ojos despabilados que ven lo que otros no; personas con el don del detalle: sí, esas personas, sin duda alguna, notarían el color amarillo traslapado por el verde. Y era posible entonces que al regreso no encontráramos los girasoles. Muchas personas van a Santa Elena en busca de hongos, de aventuras, de vuelo, de frío, de un café; pero también hay muchas personas que van a Santa Elena en busca de flores. Pues bien, muchas personas se sentirían bendecidas al descubrir que tres girasoles florecieron entre la mala hierba. Sin duda alguna, no rechazarían un milagro de naturaleza tal. Los girasoles los trajo Patricia como regalo para Katia. Llegó con ellos y con un vestido blanco. Katia se p

Oda a mi novia mientras lee

Un día escribiré mis memorias, ¿quién que se irrespete no lo hace? María Mercedes Carranza Amo cuando mi novia lee recostada en el mueble. La sazón del guiso colabora para que ella se eleve en un mundo de olores y aromas. Ella lee mientras cocina y vive. Ella se pierde en el libro y yo la encuentra tan llamativa como una llama ardiendo cubierta de chapolas silvestres. Y ardo en su llama, ardo en su belleza roja, azul colorida. Ella lee y yo quisiera llegarle por detrás, acariciarla suavemente, darle una pequeña brisa en su oreja izquierda; pero no quisiera que ella se perdiera de una sola línea por esta chapola impaciente. Es cierto, el fuego crece luego de que una chapola se quema. ¿Sucederá lo mismo con mi novia?, ¿aumentará más su capacidad lectora si yo me arrojo en sus brazos o si me tiro patas arriba en el libro? A veces, quisiera escribir mi historia. Cuando hay un crimen en el libro, sus ojos se humedecen como una pequeña cascadita de tamaño proporcional. Y crecen alrededor tod

SQL para escritores

Hay un verso de Neruda en su notable Oda al gato: “El ingeniero quiere ser poeta”. Pues bien, un grupo de ingenieros dedicados a la poesía decidieron aplicar sus conocimientos informáticos al servicio de la literatura y es así como ha salido a la luz pública SQL para escritores. Daré una breve introducción sobre el SQL para aquellas personas poco familiarizadas con la informática. SQL significa Structure Query Language y nos permite hacer consultas sobre una base de datos. A su vez, una base de datos podría ser definida muy superficialmente como un conjunto de tablas interrelacionadas donde se guarda información. Finalmente, una tabla puede ser asimilada a una hoja de Excel, con filas y columnas. Con el SQL se puede por ejemplo hacer consultas sobre la tabla PEDIDO: ¿cuál es el pedido más caro? ¿Cuántos pedidos ha hecho determinada persona? Una consulta SQL luce poco poética: Para obtener toda la información: Select * From PEDIDO; Para obtener el pedido con mayor valor: Select Max (v

¿Será que escribir es una vergüenza?

¿Será que escribir es una vergüenza? Hace poco me formulé esta pregunta al detener mis ojos sobre algunas líneas viejas. Con cada letra que transitaba por mis ojos una holeada de vergüenza me descubría. Finalmente decidí detener la lectura, cerrando los ojos. Y es que da dificultad volver a leer algo que uno escribió mucho tiempo atrás. Desde luego todo cambia, y el lector actual no es el mismo que el escritor que escribió esas líneas. Entonces, por qué continúa la vergüenza, por qué la pena ajena. Desde luego la pena tiene muchos rostros; uno se debe sin duda al pensar en los lugares equívocos de las comas y los puntos, o los nunca aprehensibles puntos y coma y dos puntos. Pero eso es solo el principio de la pena. No es una pena que mata, no es una pena de cadena perpetua. Parece que el grueso de la vergüenza fuera con nuestros homónimos del pasado, acaso es que censuramos su pensar o su sentir; o acaso es que su prosa llega en el tiempo a nosotros y nos descubre lo farsante que somos

Salud, dinero y amor

Hoy estaba hojeando mis libros. Los bajé todos de la biblioteca y los tiré a la cama. Una nube de polvo se levantó y estornudé tres veces. En el primer estornudo, Flaubert con su Primera edudación sentimental me dijo lo siguiente sobre el amor: En el desarrollo comparado de una pasión, de un sentimiento, e incluso en la comprensión de una idea, siempre uno se adelanta al otro, y en el momento en que el segundo llega al punto culminante, el primero ya lo ha sobrepasado o ha vuelto hacia atrás. Las almas jamás avanzan como caballos de carroza, enganchados en el mismo tiro, sino más bien una detrás de otra, entrecruzándose en su camino, atropellándose, alejándose sin cesar, corriendo frenéticas como bolas de billar. Adoramos a una mujer que comienza a amarnos, que nos adorará en el momento en que ya no la amemos, y que estará hastiada para cuando deseemos volver a ella. Es extremadamente difícil establecer una armonía en la vida, y podríamos contar con los dedos de una mano el número de m