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Mostrando las entradas de octubre, 2012

Diario de viaje – Día 5 – El puerto de Valparaíso

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"AMO, Valparaíso, cuanto encierras, y cuanto irradias, novia del océano, hasta más lejos de tu nimbo sordo." Pablo Neruda Me levanté temprano y fui a ver televisión. Luego llegó Maya. Había una noticia curiosa: un hombre iba a tomar un ascensor, pero no se percató de que cuando las puertas se abrieron no había nada, fue entonces que cayó al vacío, muriendo al instante. Me pregunté cómo es posible morir tan lejos del mar . Luego de pasar tiempo deambulando por los canales de la televisión, el desayuno fue servido. Había un sabor a vino, el desayuno fue exquisito. El huevo fue servido en una copa; el banano, partido en pequeños trozos y bañado con un poco de yogurt, también se tomaba de una copa. Y de copa en copa fuimos consumiendo el desayuno, y embriagándonos con Valparaíso. Bajamos al segundo piso del hostal, donde utilicé el computador para mandar mensajes a Lina, a Mar-ya y Blasina. El señor del hostal nos dio un mapa de la ciudad y nos trazó una

Diario de viaje – Día 4 – Isla Negra

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Oh Capitán, mi Capitán: levántate aguerrido y escucha cual te llaman tropeles de campanas. Por ti se izan banderas y los clarines claman. Son para ti los ramos, las coronas, las cintas. Walt Whitman Pablo, el mar te busca, va y viene acompañado por el viento; quiere adentrarse en el patio de tu casa y anegarlo todo. Anegar tu tumba y la de tu amada, anegar tu astrolabio, anegar tu barco. Es tu casa un barco, y el mar es entre muchas cosas un destructor de embarcaciones; poco a poco las va consumiendo con su lengua de sal, a veces las reduce a tablas y clavos en un rugido único, estremecedor y salado. Navega tu casa por fuera de sus dominios. Y el mar, el mar, Pablo, no perdonará a ese barco errante y aislado. Golpea las rocas, tratando de adentrarse en tu casa. El timón se ha perdido con los años, no hay capitán que gobierne tu casa, que navega perdida en medio de extranjeros de todas las latitudes. *** Desperté a las seis de la mañana con una costra de vin

Diario de viaje – Día 3 – De vuelta a la infancia

Recorrí Santiago en bicicleta, y ésta ha sido la mejor experiencia del viaje hasta el momento, mucho más que las cervezas y los vinos. Juan José se marchó temprano, porque tenía que adelantar cierta investigación de un caso que está llevando. Nosotros estaríamos con Delia. Ella iba para la universidad, a participar en un evento con la escuela de sindicalistas. El medio de transporte para ir allí sería la bicicleta. Delia tenía la suya propia, y lo más divertido: también había una para Maya y otra para mí. Delia inició la marcha, era nuestra guía en aquella ciudad tan poco querida por nuestra bella chilena. Maya y yo íbamos detrás, desnudando aquella desconocida ciudad con cada pedalazo. Desde un principio, aquel viaje en bicicleta me hizo feliz. Consiguió devolverme a la infancia y no hay nada más bello, tierno, conmovedor y poético que ella. La felicidad verdadera es la infancia. Buscad allí. Después, el ser humano se va tornando infeliz; aunque paradójicamente, tambi