Confesiones de un novel escritor luego de terminar su primera novela
Esta semana finalmente acabé mi primera novela. Han pasado cinco años, desde que naciera la idea, una mañana lejana en la biblioteca que solía frecuentar. Ese día escribí como un autómata diez páginas de cuaderno. A la mañana siguiente me senté a continuar y no fui capaz de escribir una sola línea más. Tres años en la luna y muchas lecturas pasaron, tres años con lapiceros en la mano y en la mente. Luego vendrían veinticuatro meses de panadería y carpintería, es decir, de escritura. Y ahora el pan está caliente, servido sobre la silla. Fueron tres versiones en total. Tal parece que soy un poco numerólogo, porque desde un principio sabía que ese iba a ser el número. Quizás también tengan algo que ver mis estudios de Ingeniería: la metodología de desarrollo en espiral y la programación extrema (XP). En la primera versión la puerilidad brotaba por las hojas, aún no era el momento de dar el escrito por terminado. Pero sí para pasarla a unos cuantos amigos para que comentaran sobre la infa