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Mostrando las entradas de mayo, 2011

Futuro de las letras colombianas

Acabo de leer a los grandes escritores de nuestros días. No sé cuántos son; o si es solamente uno, pero múltiple. Todos los fuegos el fuego, como diría Cortázar. Tuve la oportunidad de encontrarme con uno de tales autores en Anzá, un pueblo alejado, casi ubicado en el más allá, de donde provienen las raíces de Zaná. Estaba allí en una noche de semana santa, con mi novia y mi familia tomando unas cervezas, cuando me pareció ver a A., sin embargo no estaba seguro, no imaginaba encontrar a nadie de filología en mi pueblo; así que me acerqué y no sin sorpresa comprobé que se trataba de A. Intercambiamos correos, intercambiamos recortes de vida por unos cuantos minutos, y como fruto de ese intercambio escribo estas líneas, con gran alegría, al saber que las letras colombianas están en buenas manos. Hay un talento venidero, que está entre nosotros. Quiero compartir esa alegría con los lectores de este blog. No soy dado a los elogios; a veces pienso que quizás puedan estropear, pero también

El defecto de los libros

Los libros tienen un defecto: uno puede ver su tamaño, uno los puede voltear al derecho y al revés. Sucede algo: cuando se está leyendo un libro buenísimo, es posible que lo embargue a uno un sentimiento de tristeza, porque uno es consciente de que el libro terminará. Uno sabe que las hojas están contadas. Uno sabe que con cada pasaje que se lea, una hoja pasa del lado derecho al izquierdo del libro, y es la suerte que cuando no quede ni una hoja en el lado derecho, entonces todo habrá terminado. Y así el lector nunca llegue a la página final, sabrá que todo está consumado. El libro es un objeto acabado, un autor escribió un punto final, y no nacerán nuevas palabras en el libro (sí muchas interpretaciones, las cuales nunca se agotarán), ni aumentará su tamaño; quizás el autor publique otra edición ampliada de su obra, pero eso ya será entonces otro libro. Cuando un libro es aburrido, el tamaño juega un papel fundamental. Si uno ve que todavía falta demasiado aburrimiento, es posible