El buen partir, el buen morir
De cuando en cuando y a lo lejos hay que darse un baño de tumba Pablo Neruda Amigo mío, los días antes de partir traen los mejores vientos alisios. Ya sea en la vida, ya sea en la empresa. Se trabaja de una manera ligera, alejado del estrés, y disfrutando en cuerpo y alma la labor realizada. Ya no se preocupa uno por las posibles caídas de los días venideros, sino que se vive el presente. Quizás algo similar ocurra con las personas que saben sus días están contados y que la muerte les acecha. Luego del terror inicial, una tranquilidad insospechada los descubre. Se aprende que las preocupaciones y los afanes bien poco valían, y que la única preocupación digna de tener en cuenta era la del vivir, y que eso es lo único que resta por hacer: vivir. Y sabiendo que solo resta vivir, se vive mejor. Quizás esa levedad en el vivir fue la misma que experimentara Kawabata segundos antes del Harakiri; Sócrates, al apurar la cicuta; Alfonsina mientras caminaba hacia su mar; Virgini