Cuidado con las mujeres

Aún no llovía. Esperaba circular Coonatra bajo el puente de punto cero; ya comenzaba a anochecer. Se me acercó un señor indigente y me dijo buenas noches. Buenas noches, le contesté. Me pidió una moneda para un pan, y yo se la di. De cuánto era la moneda no interesa a este relato. Él comenzó a injuriar a quien iba adelante. “Yo soy un hombre bueno”, me dijo. “Pero ese man que va allá adelante, es a los que los cascan cuando los van a atracar. Sé que soy indigente, pero soy paisa y los paisas son muy educados. Me acerqué y le dije buenas noches, y el canalla ese ni se dignó a mirarme, entonces le dije buenas noches malparido hijueputa, a ver si así entendía, pero aligeró el paso. Hay que ser educado joven, siempre; en estos momentos vivo en la calle, me va mal, pero todo el mundo merece respeto. “

Le pregunté cuánto llevaba en la calle y me dijo que tres años. Era egresado del Sena y del ITM, había estado en X. proyecto. El hombre me cayó bien. Seguidamente le pregunté cómo había ido a parar a la calle. Pensé que iba a responder que por las drogas o el alcohol. Odio cuando hago una pregunta e imagino una respuesta. Pero no era lo que pensaba. Me dijo, “todo fue por una mujer“. Cuando lo que pensamos no resulta ser así, el mundo se va ampliando; nos sorprendemos y aprendemos.

Me dijo: yo vivía en el pueblo Y., tenía un buen trabajo, y me enamoré de una muchacha muy bonita que contaba unos dieciocho años. A los tres meses ya estábamos viviendo juntos. Una noche después del sexo, desperté y la abracé. Cuando abrí los ojos estaba abrazando a una vieja de 70 años. Era una bruja. Yo pedí ayuda, fui a consulta, pero el brujo me dijo que ella se hacía pasar por una joven bonita de 18 años, cierto, pues bien déjeme contarle que usted es la víctima número diez que viene a mi consultorio. Desde ese momento en todo me va mal. No prospero. Perdí todo trabajo. Terminé en la calle.

¿Son muy comunes las brujas en el pueblo de Y.?, pregunté. Usted no se imagina, joven; abundan. Tenga mucho cuidado. Bueno, ahora con permiso, me voy a comprar un pan. El hombre me dio la mano y se alejó. Luego volvió el cuerpo y llegó hasta mí nuevamente con cara de preocupación.

Tenga mucho cuidado joven con las mujeres. Si ve algo sospechoso, aléjese inmediatamente. No les reciba ni siquiera un tinto, porque ahí puede estar el mal. Tenga mucho cuidado. Hasta luego. Le agradecí a ese hombre por los buenos consejos y por su amabilidad.

Como era domingo, el Coonatra todavía demoró un poco más. Finalmente llegó, y emprendí mi marcha a casa. El bus iba lleno, pero a las pocas cuadras pude sentarme. Luego mi vecino de asiento se bajó y una pelirroja que acababa de subirse se sentó a mi lado. Era bonita. Escuchaba música con su celular. Sacó dos cajas de chiclets, una para ella y la otra me la ofreció. “No, gracias” dije.

Felipo Zaná


Comentarios

Brands dijo…
Exelente
felipo zaná dijo…
Puede ser un tinto, puede ser una cerveza, pueden ser tantas cosas.

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