Ulises
¿Luego de leer la tan reconocida
novela Ulises del autor irlandés James Joyce, cuál fue la sensación que quedó grabada en el alma de Felipo Zaná?
Quedó la sensación del deber cumplido.
¿Aprendió algo valioso de
semejante obra?
La verdad, Felipo Zaná es lento en materia de aprendizaje. Será el
futuro quien dirá si aprendió o no algo de valor.
¿Por ventura hubo algún pasaje de
la novela que lo dejara perplejo, sorprendido, es decir, sin aliento?
Francamente no; en ningún momento experimentó lo que llegó a sentir con
Cien años de soledad o con el Castillo o con Al faro o con la juguetona Alicia.
¿Hubo momentos en que pensó que
sucumbiría entre las páginas de tan colosal libro?
Ciertamente los hubo.
¿A razón de qué finalizó el
libro?
Por la riqueza técnica de la obra. Esperaba aprender uno que otro truco literario.
¿Para cuándo podríamos verificar si
llegó a aprender algún truco?
En verdad os digo que no todo es verificable. Hay muchas cosas que escapan
al ojo, que son internas, que suceden en las profundidades del alma y el
corazón.
¿De casualidad en algún momento
de la lectura se sorprendió a sí mismo Felipo Zaná pensando en otro asunto diferente a la temática del libro y sus personajes?
En numerosas ocasiones ocurrió aquello. A pesar
de que es una obra en la que hay que poner todo el empeño, la obra se presta
especialmente para que la mente sea divergente.
¿Hacia qué clase de pensamientos
divergía la mente de Felipo Zaná?
Libros, mujeres, canciones,
quehaceres cotidianos, el pasado. Hubo un caso en especial en que Felipo Zaná se
sorprendió pensando en aquel payaso de zancos de las calles de
Belén de Bajirá.
¿Qué hacía Felipo Zaná luego de
sorprenderse elevado, se retrocedía en la lectura o seguía orondo
como si nada hubiese pasado?
Seguía orondo. Su lema en Ulises
era para atrás ni para coger impulso. Por lo menos en esa primera lectura.
Además en la edición que leía había una introducción muy buena donde se
criticaba capítulo a capítulo.
¿Quiere decir entonces que el Ulises es ese tipo de libros que hay que releer?
Felipo Zaná es un convencido de la importancia de la relectura. Lee
sagradamente cada año Cien años de soledad, por ejemplo. Quizás no vuelva a
leer Ulises, pero siempre lo tendrá a la mano, tal vez como texto de referencia,
de consulta.
¿En verdad es tan magistral el capítulo del monólogo de Molly Bloom?
Claro que lo es, pero Felipo Zaná sintió especial preferencia por el capítulo 17, aquel que se titula Ítaca.
¿Luego de Ulises qué libro viene
en la lista?
Me llamo Rojo.
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