Memorias de una clase capitalista

He visto últimamente varias veces una anécdota que ejemplifica por qué no funciona el socialismo. Para aquellos que no la conocen, les presento el texto:


En resumen dice lo siguiente, un profesor de economía decide enseñar a sus estudiantes por qué no funciona el socialismo, por medio de un ejemplo. Decide establecer una clase socialista en la que todos los estudiantes tendrían la misma nota, la cual sería el promedio de todas las notas. En el primer examen algunos estudiantes estudiaron muchísimo; otros, un poco; y algunos no estudiaron nada. Como la nota para todos fue el promedio, los estudiantes que estudiaron mucho no quedaron satisfechos, pues esperaban más; por el contrario, quienes habían estudiado poco quedaron satisfechos, pues no se habían esforzado. Para el siguiente examen, los que estudiaron mucho decidieron no estudiar tanto, pues igual no sacarían la nota que merecían. Los estudiantes que habían estudiado poco estudiaron todavía menos, pues la vez pasada habían obtenido una buena nota sin mucho esfuerzo. Así que para el siguiente examen, la nota de todos fue inferior al primer examen. La historia continúa igual, terminando en que todos los estudiantes reprueban el curso, lo cual “demuestra” que el socialismo no sirve.

Sin embargo, para el próximo año, el profesor decide realizar una clase capitalista, pues también había recibido muchas quejas en semestres anteriores de que no era justo que en un examen los estudiantes que estudiaran más y que eran por naturaleza mucho más brillantes que el resto, y que entregaran los exámenes en menor tiempo sacarán 5; y aquellos no tan brillantes también pudieran sacar 5 si se esforzaban; debía de haber una forma en que se hiciera justicia a la brillantez, a la ley del más fuerte, al capitalismo.

Así que el mismo profesor para el siguiente semestre decide implementar unas variantes en su curso, para realizar una clase capitalista. En dicha clase se premiaría al mejor, de tal manera que el mejor pudiera obtener una nota superior a las demás, a costa de los otros; ya que en el capitalismo hay una ley de libre mercado, que permite que haya competencia, que las fuerzas del mercado interactúen entre ellas en total libertad. El profesor piensa entonces en lo siguiente:

Se introducirían unas mejores a las clases: cada que un alumno entregara un examen se registraría su tiempo total de realización de la prueba. Luego por cada unidad de tiempo en que un alumno aventajara al otro, un porcentaje de la nota sería trasferido del alumno más lento al más rápido, claro está, teniendo en cuenta el principio de calidad; no fuera que un vivo entregara un examen de primero con todo malo. De esta manera se haría justicia, el estudiante más brillante se podría distinguir sobre los otros todavía más.

En el primer examen, todos los alumnos estudiaron fuertemente; sin embargo, había unos cuantos que eran más brillantes que el resto, además de que eran mucho más rápidos para los cálculos, fue así que se vieron notas por encima de la que siempre fuera la nota superior: el 5, lo cual significada que habían ganado nota de otros estudiantes, debido a su rapidez a la hora de entregar y a la calidad de sus exámenes. Algunos estudiantes cuyo parcial fue perfecto, que en una clase común hubieran obtenido el 5, obtuvieron un 6. Y por el contrario, estudiantes que antes hubieran obtenido también un 5 o un 4 o un 3, obtuvieron un 4, un 3 y un 2 respectivamente, pues no estaban al mismo nivel de los compañeros sobresalientes.

Los resultados de este primer parcial hizo que los estudiantes que obtuvieran un 6 estudiaran más para querer lograr quizás un 7, y que los que habían obtenido el 3 o el 4 estudiaran también más, para obtener una nota justa que recompensara su esfuerzo. Sin embargo, sucedió lo mismo y en el siguiente examen hubo una mortandad incluso mayor. Hubo incluso una nota de 9. Para el tercer examen hubo un grupo de dos alumnos que obtuvieron 20, mientras que los demás apenas llegaban al 0.9. Eso sí es una clase justa exclamaban los estudiantes del 20, qué buena clase profesor.

Todos los estudiantes estaban exhaustos de tanto estudio, sin embargo, unos habían sido muy bien recompensados y otros no tanto. Los estudiantes de puntuación 20 entonces pensaron en lo siguiente: era claro que ellos eran los mejores. Sin embargo, estaban un poco descontentos, pues no todo en la vida es felicidad. Por tanto estudio, para ser los mejores, habían descuidado un poco a sus familias, sus novias y sus hobbies. Ahora sus tiros de golf en el club no eran tan buenos. Fue entonces cuando hicieron una propuesta a los otros estudiantes: si los estudiantes del 0,9 hacían los resúmenes, las notas de estudio, las investigaciones, y se las regalaban a ellos, así como realizar otras labores menores como prestar los libros en la biblioteca y hacer las filas en la fotocopiadora en lugar de los alumnos de nota 20; a cambio de esas labores recibirían unos puntos adicionales, que después de mucho discutir quedó estipulado en 1,2. Este hecho demostraba la generosidad de los estudiantes de puntuación 20, sobre los de puntuación 0,9, quienes solo pensaban en una mezquina nota y no tenían altos principios de altruismo. Ahora los estudiantes de 0,9 tenían que estudiar para ellos y para los de puntuación 20. Tenían que preparar resúmenes, explicaciones, gráficas y compartirlas.

El profesor aceptó ese amaño entre los estudiantes, porque eso demostraba que sus estudiantes cada día entendían con mayor rigor lo que era el capitalismo. Como los estudiantes de nota 20, fueron quienes propusieron esas mejoras, decidió darles una bonificación por ser impulsores del capitalismo y elevar su bandera a lo más alto. Felicitó a la clase: como cualquier otra mercancía, los estudiantes debían ser libres de comerciar con sus notas. Fue así que desde ese momento, unos obtendrían una nota de 25, otros una nota de 1,2, sin importar su real esfuerzo.

Ahora los estudiantes de nota 25 pasaban más tiempo con sus familias, mientras seguían sacando buenas notas. Mientras los otros estudiantes no pasaban nada de tiempo con sus familias, sino que seguían estudiando muchísimo, esforzándose con los resúmenes y las notas, perdiendo tiempo considerable haciendo las labores de los otros estudiantes, a ver si con su esfuerzo los estudiantes de nota 25, les subían su nota a 3, para poder aprobar el curso. Sin embargo, como recompensa de todo su esfuerzo obtenían un 1,2 que era lo que se había estipulado.

Debido al magnánimo corazón de los estudiantes de nota 25, en Julio y en diciembre, los estudiantes de nota 1,2 recibían un bono de 0,2 como prima, por sus esfuerzos durante todo el año.

Y así acaba esta clase capitalista, que al final solo ganaron 2 estudiantes con una nota de 25.


¿Por qué querer una nota de 25, cuando se necesita solo con un 5 para ganar perfecto? ¿Para qué querer dos pares de zapatos cuando solo se tiene un par de pies? ¿Por qué poseer extensiones de tierra que las propias manos no son capaces de labrar?

Felipo Zaná

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Sobre rayar, ya sea en los libros, en lo etéreo o en la locura

La biblioteca de mis sueños

Significado amoroso de los cepillos de dientes