Gabo entre amigos
Muere García Márquez y con él muere toda una tradición de parrandas y literatura, de cigarros, tabacos, ron, lecturas y locuras. Ya se habían ido Alfonso Fuenmayor, Germán Vargas, Álvaro Cepeda Samudio; y los dos infaltables maestros Ramón Vinyes (El Sabio Catalán) y José Félix Fuenmayor. Todos ellos encarnaron el grupo de Barranquilla; literatos y borrachos, visitantes asiduos de libros y bares. Ahora en algún lugar estarán reunidos nuevamente, planeando nuevos proyectos descabellados como revistas, películas y cuentos inverosímiles. Pero donde quiera que estén reunidos en una Cueva celestial, la parranda será mucho mejor y más escandalosa, porque ya también podrán contar con otros amigos queridos que habían partido con anterioridad: William Faulkner, Ernest Hemingway, Virginia Woolf, entre otros. Como en una ocasión le dijera El Sabio Catalán a García Márquez, “no se preocupe, Gabito. Si Faulkner estuviera en Barranquilla estaría en esta mesa”. De la muerte de mi amigo García Má