Diario de viaje – Día 5 – El puerto de Valparaíso
"AMO, Valparaíso, cuanto encierras, y cuanto irradias, novia del océano, hasta más lejos de tu nimbo sordo." Pablo Neruda Me levanté temprano y fui a ver televisión. Luego llegó Maya. Había una noticia curiosa: un hombre iba a tomar un ascensor, pero no se percató de que cuando las puertas se abrieron no había nada, fue entonces que cayó al vacío, muriendo al instante. Me pregunté cómo es posible morir tan lejos del mar . Luego de pasar tiempo deambulando por los canales de la televisión, el desayuno fue servido. Había un sabor a vino, el desayuno fue exquisito. El huevo fue servido en una copa; el banano, partido en pequeños trozos y bañado con un poco de yogurt, también se tomaba de una copa. Y de copa en copa fuimos consumiendo el desayuno, y embriagándonos con Valparaíso. Bajamos al segundo piso del hostal, donde utilicé el computador para mandar mensajes a Lina, a Mar-ya y Blasina. El señor del hostal nos dio un mapa de la ciudad y nos trazó una