Diario de viaje – Día 2 – Yo pisaré las calles nuevamente



Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada y en una hermosa plaza liberada me pondré a llorar por los ausentes.  Pablo Milanés.

Llegamos a Chile un 11 de septiembre, el mismo día en que años atrás ocurrió el golpe de estado y el gobierno del presidente Salvador Allende fue derrocado por el dictador Augusto Pinochet.

Muy temprano les había escrito a Delia y a Juan José, nuestros anfitriones chilenos, que llegaríamos en unas seis horas; sin embargo, no había tenido en cuenta una escala que tendría el vuelo a Santiago en Guayaquil y la diferencia horaria.

Aterrizamos en Santiago justo en el momento en que comenzaba el partido de futbol entre Colombia y Chile. Llamé a Juan José, y nos dio las indicaciones para llegar al lugar en que Delia estaría esperándonos. Debíamos tomar un bus hasta la estación del metro Los héroes. Llegar a ese lugar fue fácil, y después de una búsqueda por los alrededores encontramos a Delia por el pasto, en una banca leyendo. Llevaba cinco horas esperándonos. Estaba toda abrigadita, cargando unas verduras y contenta porque había podido conseguir unas yucas, producto algo escaso en Chile. Entramos al metro (subterráneo), compramos los tiquetes y nos bajamos en la estación Príncipe de Gales.

Había que tomar otro bus para llegar a la casa de Juan José; Delia habló con el conductor para que nos dejara pasar gratis ya que éramos extranjeros colombianos. El conductor accedió, y de paso comentó sobre el partido que había perdido Chile frente a Colombia. Maya no cabía de la alegría por la noticia. Delia también se alegró, y el conductor la miró sorprendido, ¡¿qué acaso tú no eres chilena pues?!

Juan José lo explicaría más tarde cuando llegamos a su casa. También él se puso feliz de que la selección de futbol de su país hubiera perdido. Contó que cuando ganaba la selección, los chilenos se creían lo máximo y se les olvidaba todo lo que aún había que trabajar por el país. 

La casa de Juan José es de dos plantas. El piso es de tablilla, así que es de esos pisos que multiplica las pisadas, sobre todo en la noche. Ni siquiera un gato podría pasar desapercibido.

Delia y Juan José son dos chilenos fantásticos. Recuerdo la primera vez que los vi en la estación Parque Berrio en Medellín, con sus maletotas de mochileros. Ahora la situación era la inversa. Maya y yo cargábamos las maletotas y ellos eran nuestros anfitriones. Ambos son personas muy cultas y leídas, y creo que pueden llegar a convertirse en grandes intelectuales de su país, y que podrían aportar un grano de arena para que Latinoamérica sea un lugar mejor. Cuando recibieron las Pony Maltas que les habíamos llevado de obsequio, se emocionaron un resto. Y es que de vuelta a Chile, luego de su largo viaje, habían traído una Pony Malta que les duró meses. No porque no les gustara, sino porque la tomaban a tragitos, solo en ocasiones especiales, para que les durara mucho tiempo.

Conocimos a la familia de Juan José: su viejo, su vieja, sus dos hermanas y su hermano. Todos fueron buena onda, y nos recibieron muy bien. Con ayuda de todos armamos nuestro itinerario de viaje, porque cada vez que nos preguntaban qué lugares visitaríamos y en qué fechas, no sabíamos responder, pues aún no había mucho planeado. Lo único que Maya y yo teníamos claro era Chile. El resto lo considerábamos detalles que se ultimarían en el transcurso del viaje. Los lugares que más nos recomendaron fueron Valparaíso y Puerto Varas.

Comimos en familia lentejas con vino tinto de sobremesa. En la mesa se habló sobre Pablo Escobar, la guerrilla, los paramilitares y la problemática colombiana.

Luego, en la noche, fuimos a una botillería a comprar cerveza, con dos amigos de ellos: la Jo y Martín. En la botillería comprobé lo exageradamente barato que son los vinos. Botellas de vino a dos mil pesos chilenos. Regresamos nuevamente a la casa, pues aquella noche era mejor no salir, pues era 11 de septiembre, día de violencia.

Me fui a la cama pensando en que un día como hoy murió atrincherado el primer presidente socialista elegido democráticamente. Un día como hoy conocí Chile y pisé sus calles.

11 de septiembre de 2012

Felipo Zaná

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Sobre rayar, ya sea en los libros, en lo etéreo o en la locura

La biblioteca de mis sueños

Significado amoroso de los cepillos de dientes