Hay mujeres como libros

No quisiera ver a las mujeres como rosas o lilas, margaritas o amapolas, sino como libros. Tienen hojas y nos cuentan historias.

Hay mujeres como “La hojarasca”, que la primera vez que llegamos a ella, la menospreciamos por su sencillez y candidez, sin embargo, una imagen nos queda. En la hojarasca fue esa imagen en donde al doctor le preguntan qué desea de comer, y él responde que hierba. La demás gente no entiende y pide explicaciones, el doctor da más claridad: «Hierba común, señora. De esa que comen los burros». Y esa imagen a través del tiempo va tomando fuerza, se hace más potente, y llega un momento en que la deseamos con tanta intensidad que vamos a una segunda lectura, y ahora esa sencillez y candidez que antes despreciamos es la que nos enamora.
Hay mujeres como “El Quijote” que tienen tanta fama de ser obras maestras, y cuando las conocemos, efectivamente son obras maestras.
Hay mujeres como “La divina comedia” que tienen también fama de ser obras maestras, pero cuando las conocemos sentimos una profunda decepción.
Hay mujeres como “La nausea” y “En busca del tiempo perdido” que nos enamoran de primera, así no lleguemos a terminarlas, porque sentimos que todavía no es el momento, las dejamos por un tiempo, luego nos acercamos una segunda vez, y aún no es el momento, pero seguimos entusiasmados. A la tercera vez, las conocemos hasta el fondo, ya es el tiempo, y quedamos enamorados de por vida.
Hay mujeres como “Cien años de soledad”, que nos cambian la vida, no la revuelcan.
Hay mujeres como “La casa de las dos palmas”, que en las primeras páginas nos dan un poco de dificultad mientras nos acostumbramos a la excepcional gramática del escritor, pero luego esa música nos transporta a otros mundos, y cuando la terminamos queremos más. Vamos por “Los invocados” y queremos más.
Hay mujeres como “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, siempre están en nuestra mente, y serán el verdadero amor que nos acompañará durante toda la vida.
Hay mujeres como “Lo que el viento se llevó” que son tan mamotretudas, que es mejor que se las lleve el viento, y quedarse con una imagen, con una película.
Hay mujeres como “Lo bello y lo triste”, que son de una estética, belleza y tristeza cautivadora y que nos queman como la nieve del monte Fuji.
Hay mujeres como “El viejo y el mar” que nos cuentan la historia más triste del mundo.
Hay mujeres como “Doce cuentos peregrinos” que nos cuentan sobre dos mundos diferentes, sobre lo frío y lo caliente.
Hay mujeres como “Ulises” que no las entiende nadie.
Hay mujeres como “Nessun dorma” que hemos sido de los primeros a quienes se ha mostrado.
Hay mujeres como “El principito” que parecen para niños pero que su contendido es más profundo que una tumba sin fondo.
Hay mujeres como “La Eneida”, aburridoras hasta más no poder.
Hay mujeres como “La Iliada” que nunca nadie las superará, son las mamás de todas las mujeres.
Hay mujeres como “Aire de tango” tan barriales y cuchilleras.
Hay mujeres como “Una hoja en la tormenta” que a pesar de ser una historia terriblemente bella, nunca he encontrado alguien más que la haya leído.
Hay mujeres como “La biblia” que todos la han hojeado alguna vez en la vida.
Hay mujeres como “La constitución” que sentimos que es nuestro deber leerla, pero no lo hacemos.
Hay mujeres como “Las uvas de la ira” que les llevamos unas ganas desde hace tanto tiempo, pero que todavía no hemos podido satisfacer nuestro deseo.
Hay mujeres como “Alicia en el país de las maravillas” que juegan con nosotros como les da la gana.
Hay mujeres como “Crimen y castigo” con las que quedamos más trastornados que el pobre Raskolnikov.
Hay mujeres como “El proceso” y como su protagonista no sabemos cómo comenzó todo, qué está ocurriendo, y mucho menos cómo acabará.
Hay mujeres como “Las mil y una noches”, tan largas y tan cortas.
Hay mujeres como “Sobre héroes y tumbas”, tan preciosas y violentas como Alejandra.
Hay mujeres como “Pedro Páramo” que a medida que avanzamos nos adentramos en los infiernos.
Hay mujeres como “Cumbres borrascosas” que dan un amor tan brutal y violento, el odio y el amor se confunden.
Hay mujeres como “La dama del perrito” que más bien se debería llamar “La perrita de la dama”
Hay mujeres como “Mujercitas” que las quisiéramos a todas.
Hay mujeres como “Las ninfas” que nos hablan de nosotros mismos, y su tono nos cae como anillo al dedo.
Hay mujeres como “Al faro” con las que descubrimos que el paso del tiempo mata, pero que es justo ahí donde está la belleza.
Hay mujeres como “Las penas del joven Werther” que no entienden de razones.
Hay mujeres como “La insoportable levedad del ser” donde se aprende las múltiples formas del amor.
Hay mujeres como “Las olas” con un movimiento continuo de entrada y salida.
Hay mujeres como “El mundo de Sofía” que nos dan clases de filosofía para la vida y para la no-vida.
Hay mujeres como “El perfume” que nos hacen recordar que esa cosa fea que tenemos en la mitad del rostro sirve para algo.
Hay mujeres como “El padrino” que nos enseñan que absolutamente todo es personal.
Hay mujeres como “Primero estaba el mar” con las que sentimos lo grande, lo primitivo.
Hay mujeres como “El moro” que fue la primera que conocimos en la vida.
Hay mujeres como “Doña Bárbara” manipuladoras y selváticas.
Hay mujeres como “Siddhartha” que nos invitan al viaje y a abandonarlo todo.
Hay mujeres como “Guerra y paz”, una batalla constante.
Hay mujeres como “Ana Karenina”, al principio dan lecciones de moral, pero luego terminan tirándose a un tren.
Hay mujeres como “Hojas de hierba” que en cada edición son mucho mejores.
Hay mujeres como “Vergüenza” y eso es lo que les debería dar.
Hay mujeres como “Un mundo feliz” que a la hora de la verdad no es tan feliz.
Hay mujeres como “La casa de piedra” que las encontramos en la primera juventud, no las volvimos a ver por más que las buscamos, nadie nos da razón de ellas. Comienza la duda si de verdad existió o fue solo un sueño imaginario de la juventud.
Hay mujeres como “Frankenstein” que son unos verdaderos monstruos, pero la culpa es de los terribles deseos de un hombre solo.
Hay mujeres como “El extranjero” que nos producen un profundo calor…
Hay mujeres como “La peste” con las cuales dejamos de creer en Dios.
Hay mujeres como “El amor en los tiempos del cólera” que hablan de un amor que dura más de medio siglo.
Hay mujeres como “Madame Bovary” bellas soñadoras.
Hay mujeres como “Ensayo sobre la ceguera” que entre ciegos, ellas ven.
Hay mujeres como “La casa verde”, que tienen gran influencia cinematográfica.
Hay mujeres como “La tía tula” que dan su vida por los otros.
Hay mujeres como “Niebla” que no son lo que parece ser.
Hay mujeres como “Los cantos de Maldoror”, que son las precursoras del surrealismo.
Hay mujeres como “El otoño del patriarca”, con una técnica perfecta.
Hay mujeres como “Las flores del mal”, que tienen una fragancia tan agradable.
Hay mujeres como “Cien sonetos de amor”, donde hay mañana, tarde y noche.
Hay mujeres como libros, hay el libro que era para mí y que nunca lo conoceré. Que se escribe en una remota isla, en un idioma desconocido.

Pd: Espere próximamente “Hay mujeres como vinos”, en una futura entrega.

Felipo Zaná

Comentarios

Nartyjulieth dijo…
Caballero, su escrito para mí fue todo deleite. Una exquisitez… pero es imposible que una mujer al leer tu espiral de vida, este tranquila sin cuestionarse cuál libro pudiese ser…
felipo zaná dijo…
Creo que calar en un solo libro sería difícil, más bien un salpicón de tres, cuatro o cinco.

Entradas más populares de este blog

La biblioteca de mis sueños

Sobre rayar, ya sea en los libros, en lo etéreo o en la locura

Significado amoroso de los cepillos de dientes