Sobre los blogs
Querido blog, he estado pensando cuán parecido eres a un diario. Hoy quiero escribir un poco sobre ti, y lo que significas para mi vida.
Lo importante que es el arte, lo importante que es expresar. Cuenta Estanislao Zuleta en su libro “Arte y filosofía” que el arte ha estado presente en todas las culturas, debido a lo esencial que es para el ser humano. Hay algo que dice que me gusta y es lo siguiente: “Es bellísimo ese arte popular, eso no se hace hoy: por mucho bachillerato y carrera que haga el hombre resulta incapaz de contar hasta un paseo y termina diciendo que fue chévere”.
He encontrado en los blogs una buena herramienta para contar, lo veo como un diario que no se guarda con candado en un baúl igualmente con candado, sino que se comparte con todo aquel que tenga acceso a la red. Cada día aumenta más el número de usuarios a nivel mundial de internet; sin embargo, eso no basta, necesitamos más educación, necesitamos que todos sepan de esa magia de leer y escribir, necesitamos que cada pueblo pueda decir algo más que simplemente el paseo estuvo chévere.
Hay tantas maneras de expresar, pasando por el silencio, las miradas, la voz, la palabra escrita. Todas son igualmente válidas, sin embargo, tengo predilección por las letras, especialmente las de tinta verde. Me pasa algo curioso con la oralidad: la física siempre fue una de las materias que más trabajo me costaban; es por eso que cuando voy a hablar, un intricado cúmulo de conocimiento necesario me abruma; soy devastado por toda esa magia que hay presente en el acto del habla: vibración de cuerdas vocales, ondas sonoras, frecuencias, armónicos. Me golpean tantas cosas que termino callando y expresándome por medio del silencio, la mirada o las manos. Con la palabra escrita, me siento un poco como un pintor, que va dibujando palabras con un pincel de óleo sólido. Nunca fui muy bueno en arte, sin embargo, secretamente he deseado ser pintor, así que trato de emular ese arte con la palabra, para eso es que juego con la bolita de la i llena de tinta.
En estos momentos leo tres blogs en especial con bastante frecuencia. El de Katie, el de Anna Laura y el de Vladimir. Cada uno me enseña tanto, con cada uno descubro tanto.
En el blog de Katie, percibo una belleza singular, así como un aprendizaje constante del idioma. Me conmueve su deslumbramiento y descubrimiento de la cultura latina. Algo que es tan distinto a las otras parte del mundo, pero a la vez tan igual, puesto que aquí viven seres humanos como en cualquier otro rincón de la Tierra. Cuando leo el blog de Katie, imagino a una pequeña Alicia, descubriendo un mundo mágico, distante y loco; entonces yo me siento como un conejo que la espía, que mira en su blog, en su letra para saber qué la sorprende, qué nueva experiencia le ha pasado en este país de las maravillas, qué le dicen las calles con huecos, qué le dice una morcilla, qué le dice una empanada.
En el blog de Anna Laura encuentro reflexiones realmente bellas; me pregunto tantas cosas, como las razones que llevan a una mujer a llorar. Leer ese blog es un adentrarse en una persona que no conozco físicamente y que quizás nunca conoceré físicamente, pero que por medio de un blog llego a conocer al detalle, conociéndome de paso a mí mismo. En su blog, con una sola línea he entendido lo que es el cáncer, la enfermedad. Se siente tan viva esa batalla, que cuando leo, es inevitable agacharme con presteza, pues siento que una espada llega directamente hacia mi rostro.
En el blog de Vladimir encuentro qué es el ser humano, y las cosas que este puede llegar a hacer. Vladimir se vale de videos y fotografías que recolecta en la web para mostrarnos lo que es la humanidad. Uno ve todo eso, y es inevitable entristecerse con algunas, sonreír otro tanto; y al final uno dice y sin embargo, así es el ser humano, o uno dice aquella frase que le da título a su blog qué gonorrea de mundo. Pero como Vladimir me hizo ver, esa frase no se deja encasillar, se refiere a dos cosas, a lo loable y lo despreciable. Me alegra mucho saber en qué anda Vladimir en sus otros blogs, ver su camino; alguna vez trabajamos juntos, a mí me tocó tomar otro camino, a veces, me sentía culpable, me sentía como abandonando el barco, pero es simplemente el camino, nada más.
Hay tantas blogs en este mundo, que me gustaría saber tantos idiomas. Ver qué piensa alguien del común que vive en Rusia, otro que vive en Japón. Ahora estoy con el inglés, y leo blogs en inglés. Pero me gustaría saber más, ser mejor escribiendo en inglés, para aventurarme y escribir largos y buenos comentarios en los blogs de Katie y Anna Laura, hacerles saber que alguien en Chichombia leyó ese post y que quedó feliz, y que quiere conocer más. A veces me veo un poco como comentaba Estanislao Zuleta, pues lo único que soy capaz de comentar es: “Wow, great post”.
Cuando leo una entrada que me habla, me gustaría dejar un comentario, para decir qué pienso yo de eso, para establecer un diálogo, la nutrición, los nutrientes, los minerales. Es como decir no pares, no dejes de escribir, quiero saber quién eres, y esto es lo que pienso de quién eres.
Para escribir un blog no es necesario ser un Cortázar, eso ayudaría, claro que sí, pero no es indispensable. Creo que lo que da más dificultad es ser capaz de quitar ese candado del diario, tirarlo a la basura, y que un chino y un japonés, un portugués y un pastuso, lean las preocupaciones de una presencia desconocida; que un compañero de estudio o de trabajo, lea qué pienso del tarot, o del pulpo Paul, por qué Messi es el mejor del mundo. Uno también pensaría que quizás alguien en el otro extremo, en su pantalla, en su otro mundo, podría estar riéndose de esa coma mal puesta, o de ese lunar que está en aquella parte, pero así es y así no dejará de ser. Es inevitable sentirse desnudo mientras se escribe, pero cómo fue que llegamos al mundo.
¡Qué chévere es esto de los blogs!
Lo importante que es el arte, lo importante que es expresar. Cuenta Estanislao Zuleta en su libro “Arte y filosofía” que el arte ha estado presente en todas las culturas, debido a lo esencial que es para el ser humano. Hay algo que dice que me gusta y es lo siguiente: “Es bellísimo ese arte popular, eso no se hace hoy: por mucho bachillerato y carrera que haga el hombre resulta incapaz de contar hasta un paseo y termina diciendo que fue chévere”.
He encontrado en los blogs una buena herramienta para contar, lo veo como un diario que no se guarda con candado en un baúl igualmente con candado, sino que se comparte con todo aquel que tenga acceso a la red. Cada día aumenta más el número de usuarios a nivel mundial de internet; sin embargo, eso no basta, necesitamos más educación, necesitamos que todos sepan de esa magia de leer y escribir, necesitamos que cada pueblo pueda decir algo más que simplemente el paseo estuvo chévere.
Hay tantas maneras de expresar, pasando por el silencio, las miradas, la voz, la palabra escrita. Todas son igualmente válidas, sin embargo, tengo predilección por las letras, especialmente las de tinta verde. Me pasa algo curioso con la oralidad: la física siempre fue una de las materias que más trabajo me costaban; es por eso que cuando voy a hablar, un intricado cúmulo de conocimiento necesario me abruma; soy devastado por toda esa magia que hay presente en el acto del habla: vibración de cuerdas vocales, ondas sonoras, frecuencias, armónicos. Me golpean tantas cosas que termino callando y expresándome por medio del silencio, la mirada o las manos. Con la palabra escrita, me siento un poco como un pintor, que va dibujando palabras con un pincel de óleo sólido. Nunca fui muy bueno en arte, sin embargo, secretamente he deseado ser pintor, así que trato de emular ese arte con la palabra, para eso es que juego con la bolita de la i llena de tinta.
En estos momentos leo tres blogs en especial con bastante frecuencia. El de Katie, el de Anna Laura y el de Vladimir. Cada uno me enseña tanto, con cada uno descubro tanto.
En el blog de Katie, percibo una belleza singular, así como un aprendizaje constante del idioma. Me conmueve su deslumbramiento y descubrimiento de la cultura latina. Algo que es tan distinto a las otras parte del mundo, pero a la vez tan igual, puesto que aquí viven seres humanos como en cualquier otro rincón de la Tierra. Cuando leo el blog de Katie, imagino a una pequeña Alicia, descubriendo un mundo mágico, distante y loco; entonces yo me siento como un conejo que la espía, que mira en su blog, en su letra para saber qué la sorprende, qué nueva experiencia le ha pasado en este país de las maravillas, qué le dicen las calles con huecos, qué le dice una morcilla, qué le dice una empanada.
En el blog de Anna Laura encuentro reflexiones realmente bellas; me pregunto tantas cosas, como las razones que llevan a una mujer a llorar. Leer ese blog es un adentrarse en una persona que no conozco físicamente y que quizás nunca conoceré físicamente, pero que por medio de un blog llego a conocer al detalle, conociéndome de paso a mí mismo. En su blog, con una sola línea he entendido lo que es el cáncer, la enfermedad. Se siente tan viva esa batalla, que cuando leo, es inevitable agacharme con presteza, pues siento que una espada llega directamente hacia mi rostro.
En el blog de Vladimir encuentro qué es el ser humano, y las cosas que este puede llegar a hacer. Vladimir se vale de videos y fotografías que recolecta en la web para mostrarnos lo que es la humanidad. Uno ve todo eso, y es inevitable entristecerse con algunas, sonreír otro tanto; y al final uno dice y sin embargo, así es el ser humano, o uno dice aquella frase que le da título a su blog qué gonorrea de mundo. Pero como Vladimir me hizo ver, esa frase no se deja encasillar, se refiere a dos cosas, a lo loable y lo despreciable. Me alegra mucho saber en qué anda Vladimir en sus otros blogs, ver su camino; alguna vez trabajamos juntos, a mí me tocó tomar otro camino, a veces, me sentía culpable, me sentía como abandonando el barco, pero es simplemente el camino, nada más.
Hay tantas blogs en este mundo, que me gustaría saber tantos idiomas. Ver qué piensa alguien del común que vive en Rusia, otro que vive en Japón. Ahora estoy con el inglés, y leo blogs en inglés. Pero me gustaría saber más, ser mejor escribiendo en inglés, para aventurarme y escribir largos y buenos comentarios en los blogs de Katie y Anna Laura, hacerles saber que alguien en Chichombia leyó ese post y que quedó feliz, y que quiere conocer más. A veces me veo un poco como comentaba Estanislao Zuleta, pues lo único que soy capaz de comentar es: “Wow, great post”.
Cuando leo una entrada que me habla, me gustaría dejar un comentario, para decir qué pienso yo de eso, para establecer un diálogo, la nutrición, los nutrientes, los minerales. Es como decir no pares, no dejes de escribir, quiero saber quién eres, y esto es lo que pienso de quién eres.
Para escribir un blog no es necesario ser un Cortázar, eso ayudaría, claro que sí, pero no es indispensable. Creo que lo que da más dificultad es ser capaz de quitar ese candado del diario, tirarlo a la basura, y que un chino y un japonés, un portugués y un pastuso, lean las preocupaciones de una presencia desconocida; que un compañero de estudio o de trabajo, lea qué pienso del tarot, o del pulpo Paul, por qué Messi es el mejor del mundo. Uno también pensaría que quizás alguien en el otro extremo, en su pantalla, en su otro mundo, podría estar riéndose de esa coma mal puesta, o de ese lunar que está en aquella parte, pero así es y así no dejará de ser. Es inevitable sentirse desnudo mientras se escribe, pero cómo fue que llegamos al mundo.
¡Qué chévere es esto de los blogs!
Felipo Zaná
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