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Mostrando las entradas de 2014

Isabel Allende y el destino

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No creo en el destino. No creo que nuestras páginas estén irremediablemente escritas, y que no podamos cambiar ni una coma, a pesar de que en algún pasaje en particular seamos conscientes de que sería mejor un punto y coma o acaso los dos puntos. No creo en el destino escrito, sin embargo, sí creo que un diálogo franco y abierto entre destino y el ser humano. Verán, el destino es un gran abuelo, por lo general con largas barbas de sabiduría, que a veces tiene cosas para contarnos o aconsejarnos. Gusta de contar historias, enviar mensajes extraviados de texto, equivocar una llamada telefónica. Y así es él, unas veces dice las cosas de una manera escueta, sin pelos en la lengua; otras veces se va por las ramas. Todo eso hace parte del diálogo. Por eso siempre, siempre tenemos que ser buenos oyentes. El destino me habló: hay que leer a Isabel Allende. Tantos y tantos escritores con los que uno se ha encontrado por medio del destino. Tantos nombres por tanto tiempo ocu

No esperes nada de nadie vs La paciencia lo es todo

Como un amargo tatuaje indeleble, así son a veces las huellas que dejan las personas sobre nosotros. Quizás uno se arrepienta de haber creído en alguien, de haber compartido amistad con quien luego clavó la puñalada en la espalda, quizás las experiencias con el otro sean de una verdad catastrófica, pero por sobre todas las cosas hay que seguir creyendo, hay que tener fe. Como le escuché a una instructora de yoga hace poco: el mundo es maravilloso. Que te echaron del trabajo: el mundo es maravilloso. Que te dejó la novia: el mundo es maravilloso. Que se murió un ser querido: el mundo es maravilloso. Y el mundo es maravilloso, porque es una suma de maravillas, una suma de milagro tras milagro que es la vida. Y el mundo está lleno de vidas. Hoy mientras viajaba en metro para mi casa, vi que un hombre tenía tatuado en su antebrazo la frase "No esperes nada de nadie". Las letras eran grandes, tanto que sin estar cerca pude leer perfectamente. Sentí una inmediata tristeza y el p

Para verte mejor

Hoy escribo con una nueva mirada sobre las cosas y los hechos; hay una frescura en el aire que mi mirada percibe; hay una ternura   en mi ser materializada en mis ojos; y es que tengo ojos nuevos, tengo ojos frescos. Atrás ha quedado lo rancio, las viejas creencias, los viejos errores, los viejos temores. Ahora un hálito de limpieza y claridad emana de las cosas presentes en el mundo. Aquella manzana que observo no es la prohibida, es una manzana de sabiduría y conocimiento. Ahora las letras son más hermosas que nunca, tan nítidas, tan definidas, sus curvas tan suaves y delineadas. Decidí operarme los ojos con láser para acabar con la miopía que llevaba tanto tiempo aquejándome. Salí a vacaciones del trabajo, y pedí cita para realizarme la evaluación de la vista para averiguar si era apto para la operación. Me hice revisar en dos partes y ambas coincidieron en que, en efecto, era apto para realizarme la operación. La cita de la operación fue un miércoles y ya para el viernes

En silencio

“Dejadlos; son ciegos guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo.” Mateo 15:14 ¿Alguna vez nos hemos detenido a pensar quién guía nuestros actos? Si nunca lo hemos hecho, este es el momento justo. Adelante. Quizás haya muchas opciones, pero hoy quiero centrarme particularmente en dos, dos opciones para vivir nuestra vida, para movernos con el mundo. La primera opción es cerrar nuestros ojos y escuchar atentamente. ¿Escuchar a quién? Escuchar a Dios; escuchar a nuestra voz interior; a ese más allá, para que estemos más acá. La segunda opción es aprender por imitación, mirar al prójimo y hacer lo que él hace, copiar su comportamiento y mimetizarnos con él. Vivir en el mundo. Ya desde niños escogemos la segunda opción. Nos dejamos guiar por el prójimo. Como en un ánfora vacía las personas del mundo vierten en nosotros todo su conocimiento, el conocimiento de la humanidad, todos los temores, las intrigas, las desconfianzas, las prohibiciones

Gabo entre amigos

Muere García Márquez y con él muere toda una tradición de parrandas y literatura, de cigarros, tabacos, ron, lecturas y locuras. Ya se habían ido Alfonso Fuenmayor, Germán Vargas, Álvaro Cepeda Samudio; y los dos infaltables maestros Ramón Vinyes (El Sabio Catalán) y José Félix Fuenmayor. Todos ellos encarnaron el grupo de Barranquilla; literatos y borrachos, visitantes asiduos de libros y bares. Ahora en algún lugar estarán reunidos nuevamente, planeando nuevos proyectos descabellados como revistas, películas y cuentos inverosímiles. Pero donde quiera que estén reunidos en una Cueva celestial, la parranda será mucho mejor y más escandalosa, porque ya también podrán contar con otros amigos queridos que habían partido con anterioridad: William Faulkner, Ernest Hemingway, Virginia Woolf, entre otros. Como en una ocasión le dijera El Sabio Catalán a García Márquez, “no se preocupe, Gabito. Si Faulkner estuviera en Barranquilla estaría en esta mesa”. De la muerte de mi amigo García Má

El artista en el trabajo

Hoy terminé de leer Jonás o el artista en el trabajo de Albert Camus. Un buen cuento. Un retrato sobre la vida de un pintor, desde el inicio de su prometedora carrera hasta su solitario ocaso, su lienzo en blanco. Algunos pasajes fueron de alguna manera como una cachetada en la mejilla, porque en algunos aspectos me contemplé a mí mismo, o contemplé a alguno de los que he sido y he llegado a conocer tan bien. La visión que tengo del artista ha cambiado mucho a través de los días. Por mucho tiempo fue Van Gogh mi artista favorito. Por muchas cosas. Por su dedicación al arte, por sus fantasmas, por su manera de vestir, por su talento: tanto para dibujar, como para pintar, como para escribir; por su sensibilidad, por su pobreza, por su locura, por su oreja. También podría hablar de un Beethoven. O de un Rilke. Las cartas a un joven poeta también fueron una revelación en su momento, y en muchos aspectos incluso hoy lo siguen siendo. Sin embargo, ahora no tengo una imagen muy clara de

Te leeré como un buen libro

Te leeré como un buen libro. Escalaré por el inicio, Llegaré hasta tu nudo, Y me desenlazaré en tu desenlace. Como un buen libro, subrayaré tus pensamientos importantes. Cada idea que lea, aumentará mi caudal. Escribiré en tus márgenes mis acuerdos y desacuerdos. Como un buen libro, me inspirarás un sueño, Un viaje, una aventura, una idea, una ilusión. Como un buen libro, antes era uno, página a página soy otro. Como un buen libro, citaré tus dientes en el café. Mientras me vista en la mañana, citaré tu cigarrillo. Citaré la idea que da vueltas, Rueda que rueda en mí. Es posible que vaya a otros libros, Que me pierda en otros autores, Pero como un buen libro, volveré a ti. Como un buen libro, te leeré una y otra vez. La primera vez será un recorrido por tus hojas, Sin detenerme a esperar una brisa. Luego volveré. Habrá la lectura de tu nariz, Habrá la lectura de tu palma. Habrá la lectura de tu ombligo. Habrá la lectura de tu lom

Memorias de una clase capitalista

He visto últimamente varias veces una anécdota que ejemplifica por qué no funciona el socialismo. Para aquellos que no la conocen, les presento el texto: http://quemarlosbarcos.blogspot.com/2009/08/por-que-no-funciona-el-socialismo.html En resumen dice lo siguiente, un profesor de economía decide enseñar a sus estudiantes por qué no funciona el socialismo, por medio de un ejemplo. Decide establecer una clase socialista en la que todos los estudiantes tendrían la misma nota, la cual sería el promedio de todas las notas. En el primer examen algunos estudiantes estudiaron muchísimo; otros, un poco; y algunos no estudiaron nada. Como la nota para todos fue el promedio, los estudiantes que estudiaron mucho no quedaron satisfechos, pues esperaban más; por el contrario, quienes habían estudiado poco quedaron satisfechos, pues no se habían esforzado. Para el siguiente examen, los que estudiaron mucho decidieron no estudiar tanto, pues igual no sacarían la nota que merecían. Los estudi