Crecimiento

Tengo muy presente una clase de Matemáticas Especiales, donde Pedro Isaza decía que aprender era simplemente hacer que lo difícil se volviera fácil. Se trataba de una ecuación que ocupaba todo el tablero a lo largo y ancho; contenía sumatorias, integrales, derivadas, límites y demás cosas complejas. Señalando el tablero mencionaba que ahora que estábamos en el cuarto o quinto semestre era el momento para mirar atrás y ver todo lo que habíamos aprendido; si nos hubieran mostrado al principio de nuestras carreras una ecuación como esa, seguramente nos hubiera ahuyentado y no habríamos querido saber más nada de matemáticas en nuestras vidas; por el contrario, ahora la contemplábamos y nada nos asustaba, casa término de la ecuación era tan claro, tan transparente. Eso decía aquel hombre que odiaba la música de Julio Iglesias: “aprender es hacer que lo difícil se vuelva fácil”.

Pienso que pasa lo mismo con el crecimiento, es hacer que las cosas que antes parecían tan altas, ahora se encuentren al alcance de la mano. Eso le pasó a Adán, el primer hombre: un día encontró la manzana al alcance de su mano.

Imagino al niño que se empinaba para alcanzar sus galletas de la fortuna, y ahora se agacha para saborearlas.

Tantas cosas que nos han abatido por su grandeza, que nos han intentado aplastar, pero ahora parece que nos hubiéramos tomado una de las pociones de Alicia, y todo lo viéramos desde el cielo. Ya la nube no nos asusta, pero sí una estrella. Ah, se me olvidaba, hay momentos en los que el mundo crece más rápido que uno.

Felipo Zaná

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