Heráclito
Preguntáis por qué visto siempre de la misma manera: el mismo pantalón negro, una camiseta, una camisa a cuadros sin abotonar, unos tenis Croydon; el pelo siempre cascudo o mechudo. Me dices que eso siempre ha sido así, a pesar de que me has visto en varias épocas de mi vida. Me dices además que el cambio es tan importante, que un día una camisa roja y al otro día una verde te renueva y te da otro aire; que el cambio es la clave de la vida; que cortándose el pelo se van tantas cosas y el alma se renueva. Yo me callo, no te hablo de que el color del pantalón cambia todos los días, porque cada día ya no es tan negro; no te hablo del color de la camiseta que cada día se va volviendo más pálido; no te hablo de los botones que va perdiendo la camisa; no te hablo de los Croydon, que cada vez son diferentes, que cada vez tengo que evitar los charcos con mayor cuidado; que mi pelo crece a cada segundo, que cada día un piojo procrea, que hay tantos cambios en mi apariencia. Sí quiero hablar, por el contrario, del estrecho vínculo que hay entre los ojos y el lenguaje, sí quiero hablar de los personales significados que tienen las palabras, de qué tanto varían si las miran unos ojos negros o unos ojos verdes.
Felipo Zaná
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